COEMCO celebró 63 años de vida

En el marco de la Cena Aniversario de la Corporación Educacional Masónica de Concepción por su Sexagésimo Tercer Aniversario, se confirió la distinción de Socio Honorario al Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo, Álvaro Pulgar Gallardo. En esta tradicional instancia, el jueves 5 de octubre, en la Casa de la Fraternidad, se  compartió y estrecharon lazos fraternales con autoridades masónicas y corporativas.  

El Presidente de la Corporación, Maximiliano Díaz Soto, agradeció la fraternal compañía de los asistentes, y expresó que “esta fecha nos invita a reflexionar respecto a nuestro pasado, a recordar aquellos hitos determinantes desarrollados en sus inicios y a agradecer a fundadores que gestionaron e implementaron tan admirable iniciativa”, agregó que ellos “dejaron trazada la ruta de trabajo, de entrega y de altruismo, camino que los diferentes directorio hemos seguido con esfuerzo, convicción, responsabilidad y compromiso”.

Maximiliano Díaz realizó un resumen de los principales proyectos y áreas de trabajo de la institución, centradas en materia educacional, infraestructura, económico y financiero, institucional, destacando los proyectos en desarrollo y logros alcanzados.

 

RECONOCIMIENTO A SOCIO HONORARIO

La decisión de conceder la calidad de Socios Honorario de la Corporación nace al interior del Directorio, en virtud de lo que establecen sus Estatutos, siendo aprobado por la unanimidad de sus miembros, como una manera de agradecer y distinguir a una persona que estuvo en el selecto grupo de Socios Fundadores de la Institución, sumado a reconocida trayectoria masónica, en virtud a su labor altruista, dedicación y compromiso por esta obra masónica.   

Al momento de conceder este reconocimiento, el Presidente Maximiliano Díaz, comentó los principales aspectos del currículum de la autoridad masónica, nacido en Valdivia, el 18 de septiembre de 1928, ciudad donde realizó sus estudios primarios y secundarios. De profesión Ingeniero Civil de la Universidad de Chile, desempeñó importantes cargos en la Compañía Siderúrgica Huachipato, Compañía Minera del Pacífico, Miembro del Directorio de Empresas del Grupo CAP y de la Empresa Eléctrica Guacolda S.A., también desarrolló actividades docentes en diferentes universidades del país.

Su vida masónica tuvo su origen en Santiago (1954) y Concepción. En 1980 se ingresó al Escocesismo, periodo desde el cual le correspondió utilizar diversos cargos, siendo el más alto el que posee hoy, dado que el Supremo Consejo del Grado XXXIII para la República de Chile, en el mes de diciembre de 2016, lo elige por la unanimidad de sus miembros como Soberano Gran Comendador.

Por último, reconoció su humanidad vital, la calidez de su persona y su generosa amistad. Así como también el rigor, la seriedad, la ponderación, el equilibrio, la lealtad con la Orden Masónica y por su permanente entrega y fraternidad.

A continuación, se le hizo entrega del diploma que le confiere está distinción, junto a una medalla; para posteriormente estampar su firma en el libro de registro de Socios Honorarios de la institución.

Por su parte, el Soberano Gran Comendador, Álvaro Pulgar Gallardo, agradeció la distinción y señaló que la recibía con especial afecto y cariño, al ser una institución ejemplar, fundada en valores y principios de la masonería, como es entregar una educación humanista y laica de calidad a sus estudiantes. A continuación, destacamos las palabras al cierre de su intervención:

 

“Estar vinculado a esta Corporación, única en nuestro país, es un honor inmenso, que aprecio como viejo masón. Esta obra propia de las Logias Masónicas de Concepción, de un crecimiento espectacular en 63 años, con cinco colegios, miles de alumnos y más de veinte mil egresados, con un inmenso capital humano, es el ejemplo más claro de lo que pueden hacer las Logias del país cuando reina el entusiasmo, la fraternidad, el emprendimiento, la seriedad y la honestidad en la gestión de administración.

 

Es la mejor y mayor obra de la Masonería chilena, mejor dicho de la masonería penquista. No hay en el país mayor o mejor obra que la Corporación Colegio Concepción, Corporación de derecho privado sin fines de lucro, todos sus ingresos son destinados a educación. Los directores trabajan ad honorem, la administración ajustada a sanos principios de economía, es un modelo a imitar. Desgraciadamente ha sido imposible replicarlo en Santiago, pero si se ha hecho exitosamente en ciudades de Chillán, San Carlos Talca, Los Ángeles, Valparaíso en que estos colegios trabajan exitosamente.

 

Ser destacado como miembro fundador de esta Corporación es uno de los mayores honores que se puede recibir en la Orden Masónica; es un orgullo que no puedo disimular y que agradezco por la fraternidad que esto significa…

 

La educación hay que entenderla como un proceso. No es un impulso, no es una competencia por logros más o logros menos. Porque cada individuo tiene un arista de su posibilidad como ser humano que necesita ser pulida, descubierta, potenciada. En la Corporación Colegio Concepción se ha vivido  eso: un proceso exitoso.

 

Y de ese proceso así lo entiende la Orden masónica, fluye como derivación lógica la importancia de formar ciudadanos, amantes de la libertad y de todas las posibilidades que de ella emanan, de la libertad de conciencia y de pensamiento, de la tolerancia al pensamiento ajeno y de la justipreciación de la democracia, como sistema de convivencia social.

 

De allí surge el imperativo de sostener, alentar y redoblar esfuerzos por proyectar el proceso que impulsan los Colegios Concepción, en cuanto representan un trabajo serio que  imprime a la educación chilena el sello de dignidad y compromiso con los valores permanentes de la República y también representa la noble misión de colaborar en la formación de jóvenes sanos de espíritu, críticos de la sociedad en que viven y abiertos al mundo de las ideas que se despliegan ante ellos como posibilidades verdaderas”.

 

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