La vida masónica, constituye un hermoso ejemplo de abnegación, de entrega y de servicios a la comunidad, ejemplos que las generaciones futuras deben de conservar y repetir en su largo transitar en los Templos de la Orden y en la sociedad toda.
Ese es el recuerdo que cada integrante de la Masonería recibe de manos de nuestro Hermano Osvaldo Faruk Alay Henríquez, quién se transformó en figura señera en el ejercicio activo de su profesión y, más aún, en un trabajador incansable de los ideales y postulados de la Orden Masónica, especialmente, en la obra de perfeccionamiento del hombre.
Nació en Puerto Natales un 27 de febrero de 1933, fruto del matrimonio de su padre Emilio Alay Sulaibe de nacionalidad Siria, quién emigró a Chile con motivo de la Primera Guerra Mundial, y su madre María Raquel Henríquez Muñoz.
Osvaldo Faruk Alay Henríquez contrae matrimonio con la señora Aurora del Carmen Berenguela, con quién tuvo tres hijos: Tatiana, Tamara y Rachid, familia que creció con la llegada de sus tres nietos: Francisca, Ignacio y Javiera.
De profesión Médico Veterinario de la Universidad de Chile, donde además ejerció docencia en las facultades de Medicina Veterinaria, Química y Farmacia, Medicina y Enfermería. Misma labor formativa que también realizó en la Universidad Católica de Chile, sede Talcahuano y Temuco; en la Universidad La República, Universidad San Sebastián y Universidad San Marcos.
Docente de vasta y destacada trayectoria en la Universidad de Concepción, dónde se desempeñó como Profesor Titular del Departamento de Biología Celular de la Facultad de Ciencias Biológicas. Académico de la cátedra de Genética en la citada Facultad, así como en la de Medicina. Jefe del Programa de Diplomado en Análisis y Gestión del Ambiente de la Escuela de Graduados y el Centro EULA, entre otros cargos.
Ejerció un importante rol a nivel gremial, siendo Secretario del Directorio de la Sociedad de Medicina Veterinaria de Chile; Director, Secretario y Presidente del Consejo Directivo de la Agrupación Regional Concepción del Colegio de Médicos Veterinarios; y Presidente de la Sociedad de Biología de Chile Regional Concepción.
Integrante del Directorio de la Asociación del Personal de la Universidad de Concepción entre los años 1992 y 1998.
Ingresa a la Orden Masónica en la Respetable Logia “Acción” N° 66, el 22 de septiembre de 1989, recibiendo el sublime Grado de Maestro el 21 de octubre de 1994. Ocupa diversos cargos en su Respetable Logia, siendo elegido como el primero entre sus iguales en el periodo 2002-2003.
Juega un activo y destacado rol en la fundación de la Respetable Logia “David Stitchkin Branover” N° 80, Miembro Honorario e integrante del Tribunal de Honor. Se incorpora a la Respetable Logia “Lorenzo Arenas Olivos” N° 197 de la comuna de San Pedro de la Paz, un 27 de noviembre del año 2013.
Ingresa como Socio a la Corporación Educacional Masónica de Concepción un 06 de junio del 2000. El año 2007 es elegido como integrante del Directorio de la Corporación, y se integra a las Comisiones de Educación, Asuntos Institucionales y Culturales, Carrera Docente y Gestión del Desempeño, además fue Presidente de la Comisión de Formación en Valores, cuyo objetivo fundamental fue la publicación del Modelo de Desarrollo Moral para la Formación de Estudiantes. Trabaja en el Directorio 12 años, aportando y contribuyendo al fortalecimiento de la Educación Laica.
Su súbita muerte nos ha herido con la gravedad que significa y, más aún, en los difíciles momentos que vive la humanidad.
Estrechamente unidos bajos los ideales que compartimos, despedimos desde este mundo material los restos de un eminente Masón, conscientes que su recuerdo nos acompañará por siempre, de quién ocupó el sitial de preferencia en dos actividades de nobleza: la educación y la práctica de los valores, principios y postulados de la Orden Masónica.
En educación, es destacable su fecundo y trascendente trabajo en la formulación del Modelo de Desarrollo Moral para la Formación de Estudiantes de la Corporación Educacional Masónica de Concepción y su trabajo académico en varias universidades de nuestro país y, por cierto, en su querida Universidad de Concepción.
En la Orden, reconocido por su sencillez y actitud fraternal, su entrega y práctica de las doctrinas de la masonería, dónde fue luz potente para sus hermanos. Su vida fue una larga y permanente sinfonía de trabajo y entrega, paralelamente, de constancia y fervor masónico.
“Los mejores masones no son los más eruditos ni los más ilustrados, sino los más ardientes y constantes trabajadores porque son los más sinceros y los más convencidos. Quien ama con fervor está muy por encima de quien se contenta con saber; la verdadera superioridad se afirma por el corazón, la cámara secreta de nuestra espiritualidad”.
En su libro “Sirios que no se apagan”, nuestro Hermano Alay en la introducción recuerda la cita de Bertold Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.
Con su recto actuar, Osvaldo Faruk Alay Henríquez, termino posicionándose como uno de los hombres imprescindibles!
Nos ha dejado el recuerdo de una existencia verdaderamente fraternal y de una ejemplar acción masónica en la sociedad. Descansa en paz.
Maximiliano Díaz Soto
Presidente
Corporación Educacional Masónica de Concepción