El profesor Andrés Vivero Baquedano, quien recientemente se acogió a jubilación, luego de 34 años en la Corporación, fue uno de los protagonistas de la formación del Colegio Concepción San Pedro en sus distintas etapas, primero como un anexo de su homónimo de avenida Pedro de Valdivia y posteriormente de forma independiente, con su propio equipo directivo.
Con entusiasmo recuerda los inicios del colegio, los que estuvieron marcados por la alegría de las familias al sumarse a el entonces nuevo establecimiento, que rápidamente paso a ser parte de la identidad de la naciente comuna sampedrina.
¿En qué año y cómo llegó a trabajar al Colegio Concepción San Pedro?
Ingresé al Colegio Concepción a mediados de 1987 como inspector de enseñanza media y ya en esa época se comentaba con frecuencia sobre la cantidad de solicitudes para matriculas que había en la oficia del rector, las que no se podían hacer efectivas por que el colegio estaba con su matrícula completa. En este contexto el Directorio vio el potencial de crecimiento de la comuna de San Pedro de la Paz y decidió buscar un lugar para poner un anexo al otro lado del río y así satisfacer el deseo de los apoderados de poder matricular a sus hijos en el Colegio Concepción. CRECIC, empresa dedicada al rubro de la informática, remataba unas instalaciones en la comuna, las que fueron adquiridas por la Institución.
El rector de esa época, don José Fuica Fuica, me habló sobre el proyecto y me mostró un alto de solicitudes de ingreso, su preocupación era poder dar respuesta educativa a todos los apoderados que querían que sus hijos fueran educados en el Colegio Concepción. Me pidió contactar a los interesados, en una semana hablé con casi la totalidad. Los apoderados respondían felices de tener una posibilidad de que sus hijos se matricularan en el establecimiento, hacían muchas preguntas sobre dónde estaría el nuevo colegio, si era de la misma Institución, quiénes serían los profesores, si tendrían bus de acercamiento, etc. En pocos días había una fila de apoderados matriculando para el año siguiente. Los cursos fueron aproximadamente de 30 alumnos.
Corrían los últimos meses de 1990 y el rector me pidió encargarme de las matrículas, para eso, me asignó una oficina en las instalaciones de la antigua administración, que se ubicaba en el mismo lugar donde hoy está el edificio de la gerencia. Matriculé alrededor de 250 alumnos de Prekínder a 6° Básico, después me preguntó si quería ser parte de ese proyecto a lo que acepté gustoso por lo que significaba, además quedaba cerca de mi hogar.
El rector decidió que todos los docentes debían ser profesores nuevos, con la excepción de la inspectora general, la sra. Carmen Mazarini, que era profesora de matemáticas del colegio en ese momento y yo que era inspector.
Se contrató un grupo de profesores de primera categoría que le dieron el sello, calidad y acogida a los nuevos estudiantes. A ellos se debe el éxito de ese establecimiento. Los apoderados se sentían orgullosos de pertenecer a la familia Colegio Concepción, lo digo como testigo del compromiso que mostraron desde el primer día, nos dimos cuenta del proyecto que teníamos en mano y que además su éxito dependía solo de nosotros. Empezamos a funcionar en marzo del año 1991 como un anexo de la casa matriz que era Colegio Concepción de avenida Pedro de Valdivia.
¿Cómo era trabajar en los primeros años del colegio? ¿Qué recuerdos tiene de ese periodo?
Era un ambiente jovial muy agradable, se formó un equipo que solucionaba situaciones pedagógicas con aportes e ideas de todos. Un gran compañerismo y una claridad de impartir una educación basada en los principios de la Institución que nos acogió.
¿Qué significó su paso por el colegio para su desarrollo profesional?
Significó un gran crecimiento personal, me siento satisfecho por lo que hice por los estudiantes que me toco educar, pues pude de inculcar en ellos lo que la visión y la misión que la institución declara en cuanto a la formación valórica y el laicismo.
De pie de izquierda a derecha: Fabiola Sáez, Héctor Sanhueza, Carmen Gloria Villena, Andrés Vivero, Liliana Almendras, Ana Vera, Domingo Seguel.
Sentados izquierda a derecha: Margarita Torres, Carmen Gloria Tomic, Lorena Leguer, Carmen Mazarini, Rosa Meza, Nelly Inzunza, Clemencia Quiroga.